Oí
un golpe en la ventana, como si algo se hubiera chocado contra ella. Abrí los
ojos poco a poco ya que la luz me molestaba y no vi nada, volví a cerrarlos con
la intención de volver a dormirme pero el sonido de un ave revoloteando por la
habitación hizo que abriera los ojos de golpe, estaba asustada. No sabía que
pájaro era pero yo gritaba, gritaba como una loca ya que el ave pasaba a ras de
mi cabeza.
-¡Socorro!-Gritaba
a pleno pulmón-¡Ayuda!
En
ese momento alguien apareció en la habitación, me sorprendió que fuera Lucas.
-¡¿Qué
cojones pasa?!- Miró para arriba y vio al pájaro, su cara era todo un poema-
¡Una lechuza!
¿Cómo
es posible que supiera que pájaro era con solo verlo un segundo? Yo no sabía
que era una lechuza, creía que era algo peor.
Lucas
cerró la puerta y empezó a hacer movimientos con las manos hasta que consiguió ahuyentarla,
chocó un par de veces contra el cristal antes de salir al exterior. Lucas cerró
la ventana lo más rápido posible y cuando lo consiguió se apoyó contra ella y
me sonrió.
-Vaya
forma de despertarse ¿No, princesa?
-No
me llames princesa-Le dije molesta mientras me levantaba de la cama-. Gracias.
El
solo me sonrió y salió de la habitación sin decir nada más. Al segundo volvió y
me dijo:
-Stefan
no está, está comprando y yo tengo asuntos pendientes. Espero que no te pase
nada mientras estamos fuera. Si necesitas algo… El número de Stefan está en la
nevera, el mío también está pero a mí no me llames, no te lo cogeré.
Yo
solamente le miré y asentí, después desapareció. Pude oír como Lucas cerraba la
puerta de abajo con un portazo y arrancaba el coche. Tenía 17 y conducía, era
todo un delincuente, a lo mejor tenía un carnet falso.
Suspiré
y me desplomé en la cama, no le soportaba. Era un insolente y un niñato.
Cerré
los ojos con el objetivo de volver a dormirme pero no lo conseguí, solo
conseguí recordar las palabras que Lucas dijo anoche.
Me
levanté enfadada de la cama, cogí mi móvil y bajé a la cocina corriendo, fui
directa a la nevera. Vi el número de Stefan pegado con un imán en la nevera y a
la izquierda estaba el de Lucas. Me guardé los dos en el móvil, por si tenía alguna emergencia.
Me
quedé mirando el móvil un rato, tenía la mente en blanco. De repente me rugió
la tripa, tenía hambre, quería cerezas.
Abrí
la nevera y vi que no había nada metida en ella, solo cervezas y una botella de
agua.
-Normal
que Stefan haya ido a comprar-Dije en voz alta-.
Suspiré
y se me ocurrió la idea de ir a visitar a mi abuela, conocer los alrededores,
salir de la casa a fin de cuentas.
Subí
a mi nueva habitación a cambiarme. Aún no había deshecho la maleta, pero ahora
mismo no me apetecía nada, así que revolví entre mi ropa hasta que encontré
algo que me gustó. Cogí las llaves, mi bolso y un chicle para matar el hambre.
Al salir a fuera una duda me vino a la cabeza ¿Cómo voy a ir hasta el pueblo?
-Puede
que haya algo en el garaje-Pensé de nuevo en voz alta-.
Tuve
que volver dentro y abrir puerta por puerta hasta dar con el garaje. Tardé más
de 5 minutos en encender, el interruptor estaba escondido detrás de una
estantería y tuve que meter la mano como pude para poder encenderla.
Dentro
del garaje había todo lo posible y más. Un par de motos, 2 bicicletas, 1 skate,
había hasta una tabla de Snow y unos esquís.
Cogí
una de las motos, la más pequeña y la más ligera. Aprendí a montar en moto con
15 años, mi padre me enseño, hasta me saque el carnet, pero nunca llegue a
comprarme una.
Las
llaves estaban en la estantería de la entrada, estaban en un pequeño bol color azul
marino donde también había un pequeño mando que supuse que era para abrir el
garaje.
Cuando
introduje las llaves y oí rugir el motor supe que desde hoy esta sería mi moto.
Le
di al único botón que había en el mando y la puerta blanca que tenía en frente
empezó a abrirse lentamente. Avancé lentamente hasta salir fuera, apreté el
botón y hasta que la puerta no se cerró completamente no arranqué la moto.
La
carretera por la que iba no parecía tener fin pero eso no me importaba, quería
seguir y no parar nunca. El aire chocaba contra mi haciéndome sentir libre, aunque
al poco tiempo empezaron a llorarme los ojos.
Llegué
al pueblo en menos de 10 minutos y lo primero que hice fue visitar a mi abuela.
Me recibió con una sonrisa cálida, y estuvimos hablando más de una hora hasta
que vi la hora que era, las dos y media,
Stefan habría llegado ya a la casa y estaría preocupado.
-Abuela,
me voy ya.
-Vale
cariño, cuídate-Nos dimos un abrazo de despedida y me subí a la moto-.
Antes
de arrancar revisé mi móvil, ni una llamada.
Tarde
solo 5 minutos en llegar a la casa, quería llegar pronto ya que tenía hambre y
a lo mejor Stefan estaba preocupado.
Dejé
la moto en el garaje y cuando salí de este me quedé paralizada. Había una chica
en el sofá, estaba encima de alguien y ese alguien era Lucas. Ahí estaban los
dos, besándose en el sofá como si no hubiera mañana. El corazón empezó a
latirme con fuerza y la rabia se apoderó de mí, pero me controlé.
Me
aclaré la garganta para llamar su atención y funcionó al instante. La chica se
separó de él bruscamente, era una chica bastante guapa, pero no lo suficiente
para él. Lucas se giró a mirarme.
-Hola-Dije
con una sonrisa falsa y me dirigí a la cocina-.
Lucas
ni siquiera articuló palabra. Stefan estaba en la cocina vaciando bolsas de
Mercadona. Empecé a ayudarle. Había comprado todo tipo de cosas, desde nata
hasta un pollo para pre-cocinar.
-¿Dónde
has ido?-Me dijo de repente, estaba totalmente serio- Estaba muy preocupado.
-Bajé
al pueblo.
-¿Y
no se te ocurrió avisarme? ¡O poner una nota!
-¿Qué
leches te pasa Stefan?
-Nada,
no lo sé, estaba muy preocupado-Dijo mientras se frotaba la frente y cerraba
los ojos-. Lo siento.
Se
acercó a mí y me abrazó. Yo le besé la mejilla y después seguimos colocando la
compra.
Es
impresionante que tuviera tanta confianza con alguien a quien hace una semana
ni siquiera recordaba, puede que fuera la supervivencia y la falta de cariño,
pero en tan solo un día ya tenía mucha confianza en él.
-¿Quién
es la que está con Lucas?
-Seguramente
alguna facilona con la que habrá ligado, casi siempre se trae alguna chica a
casa.
-Podríamos
estropearles la fiesta-Dije con maldad-.
-¿Para
qué?-Dijo Stefan pasando un poco del tema- Déjale que disfrute.
Yo
me quedé mirándole, a decir verdad quería estropearles la fiesta por el simple
hecho de joder a Lucas.
-Me…
Me voy a mi habitación, no me encuentro bien.
Stefan
ni siquiera me preguntó que me pasaba, simplemente me sonrió. Cuando pasé por
el salón aún seguía allí aquella chica pero estaba vez no le estaba comiendo la
boca, simplemente Lucas la rodeaba con el brazo. Estaban callados.
Yo
subí las escaleras en silencio y en cuanto subí arriba Lucas empezó a hablar,
no puede evitar sentarme a escuchar lo que decía.
-Creo
que ya es hora de irse Laura.
-¿En
serio?-Su voz era muy aguda, realmente irritante- ¿No me vas a enseñar tu
habitación?
-No
hoy no-Pude oír como Lucas se levantaba del sofá y después ella-, está bastante
desordenada-Poco a poco la fue llevando hasta la puerta-, me debes ya 50 euros
Laura.
-Si
subiéramos arriba…-Vi como aquella chica se restregaba contra el- Podría
pagarte de otra forma.
-No
quiero que me pagues de otra forma-Lucas lo decía realmente serio-, te doy de
plazo hasta el viernes que viene sino no te conseguiré más.
-Pero…
-Ni
peros ni nada, es hora de irse-Le abrió la puerta y ella salió a regañadientes-.
Ella
se le quedó mirando y vi cómo se acercaba poco a poco a darle un beso, pero
Lucas no se lo permitió.
-Adiós
Laura-Y le cerró la puerta en las narices-.
Solté
una risilla al ver la expresión de la chica justo antes de que la puerta se
cerrase. Lucas se quedó unos segundo apoyado en y después se giró a mirarme.
-No
está bien espiar a los demás ¿Sabes?
Yo
solo solté una carcajada y me levanté de las escaleras, el simplemente se quedó
allí abajo mirándome.
Entré
en mi habitación realmente cansada pero tenía que deshacer la maleta, así la
habitación sería oficialmente mía.
Solo
había traído ropa, mi neceser y cargadores, muchos cargadores. Empecé a ordenar
todo, cada cosa en su sitio y al fondo de la maleta encontré una foto con mis
padres, la cogí con cuidado y pasé mi mano por encima, al momento empecé a
llorar y cada vez más fuerte. Dejé la foto encima de la cama y caí de rodillas
al suelo, cada vez sollozaba y gritaba más. Quería desaparecer, quería que todo
terminara, que el sufrimiento se fuera. Me cubría la cara con las manos y volví
a gritar, esta vez con más fuerza que antes y de repente alguien me abrazó por
la espalda, me abrazaba fuertemente y me pegaba contra su pecho.
-Kat,
Kat, ya está-Stefan estaba tan agitado como yo-, tranquila Kat por favor.
Yo
solo negaba con la cabeza y daba patadas a todo lo que pillaba por delante.
-No
lo soporto más-Gritaba una y otra vez-, has que pare Stefan, haz que pare.
Vi
como Lucas aparecía en ese momento en la habitación y me cogía de las piernas.
Los dos me dejaron sobre la cama, me sujetaban con tanta fuerza que era casi
imposible moverse.
-Kat,
para-Lucas me miraba directamente a los ojos, ahora casi todo su ojo era dorado
y sus pupilas estaban realmente dilatadas, me dio tanto miedo que paré de
golpe-. Eso es, tranquila.
Stefan
relajó las manos y me soltó las muñecas pero Lucas seguía sujetándome y los
agujeros de la nariz estaban abiertos, cada vez respiraba más rápidamente y me
apretaba con fuerza.
-Me…Me
haces daño-Le dije mientras la última lágrima caía por mi mejilla-.
Lucas
me miró unos segundos más y después me soltó de golpe.
-Lo
siento yo…
-¡¿Estás
colocado?!-Stefan le cogió del cuello levantándole del suelo, daba miedo-¡¿En
serio?!
-¡Y
que más te da a ti!-Dijo Lucas mientras que forcejeaba contra su hermano- ¡Es
mi vida no la tuya!
Y
entonces le dio un puñetazo en la cara y después otro, y otro hasta que
terminaron los dos en el suelo, forcejeando el uno contra el otro, yo no sabía qué
hacer. Solo se me ocurrió grita, gritar lo más fuerte que puede y funcionó,
pararon al instante.
-¿Qué
haces?-Preguntaron a la vez.
-Lo
primero que se me ha ocurrido para que paréis. Ahora, iros de mi habitación-Les
señale la puerta y los dos se quedaron mirándome-.
-¿En
serio?-Lucas parecía divertirse mientras que Stefan estaba totalmente
avergonzado.
-Sí,
fuera. Los dos.
Los
dos se levantaron a la vez y salieron de mi habitación dejándome sola. La foto
seguía en la cama, pero esta vez la miré con una sonrisa.
La
cogí con cuidado y la dejé sobre la mesilla, al lado de mi reloj. Ya eran las 4
y mi estómago empezaba a quejarse, quería comer.
Bajé
a la cocina y allí estaban los dos, sentados mirando embobados la televisión
mientras comía cada uno una cosa. Yo abrí la nevera y saqué un bol que había
con trozos de sandía. Me senté en el medio de los dos y comencé a comer.
-¿Estás
mejor?-Me preguntó Stefan.
Asentí
sonriente, mientras, Lucas miraba la tele sin prestarnos atención. Estaba muy
agradecida por lo de antes, quería compensarlo pero no sabía cómo.
-Chicos-Los
dos se giraron a la vez-, ¿Qué os parece si vemos esta noche una película los
tres?
-Yo
no puedo-Lucas se levantó de golpe-, tengo cosas que hacer.
Recogió
los platos y desapareció de la cocina. Stefan y yo nos quedamos en silencio
durante un buen rato.
-¿Entonces
la vemos tu y yo?
Stefan
sonrió de oreja a oreja, no dijo nada más, solo sonrió. Yo le devolví la
sonrisa y me termine el bol de sandía, estaba realmente hambrienta.
Después
de recoger y hablar un rato con Stefan, subí arriba directa a la cama, estaba
cansada de repente. Me tumbé boca abajo tapándome la cara con la almohada, casi
no podía respirar pero me daba igual. Estaba completamente reta, los brazos
estirado pegados a los costados y las piernas rectas y juntas, estaba realmente
incómoda.
Al
darme la vuelta vi que Stefan pasaba por el pasillo, parecía llevar prisa. Me
quedé mirando su pelo marrón embobada mientras pasaba. Después aparté la vista
de la puerta para mirar al techo. Un techo blanco, simple. En mi cuarto tenía
una foto gigante de mis amigos, un día de piscina, un día feliz, pero aquí no
tenía nada. Ni amigos, ni recuerdos, todo lo había dejado en Madrid. Solo había
traído una foto de mis padres todo lo demás lo había borrado o tirado a la
basura, no merecía la pena mantener mi antigua vida.
-Kat-Stefan
apareció en la puerta-, tengo algo para ti.
-¿Para
mí?
-Sí,
toma-Se sentó conmigo en la cama y sacó una pequeña caja de su espalda-, para
ti.
Yo
la cogí de sus manos con una sonrisa y cuando abrí el regalo dejé escapar un
grito.
-¡¿Un
iPhone?! ¡¿ESTAS LOCO?!
-He
visto la mierda de móvil que tienes Kat, te mereces esto.
-Toma-Le
dije tendiéndole el regalo-, no puedo aceptarlo.
-No
te lo he comprado solo por ti, sino por mí. Quiero estar en contacto contigo.
-Pero…
Con mi móvil puedo llamar…
-Y
con este mandar WhatsApp, Twitter, Facebook, todas esas cosas.
Yo le miré sorprendida, de verdad estaba regalandomelo.
-Ya tiene la tarjeta dentro, es un nuevo número.
Estuvo más de media hora en mi habitación enseñándome a utilizarlo. Al rato se marchó.
Al
final acabé tumbada en el suelo, dando vueltas sin saber qué hacer, estaba
realmente aburrida.
Oía
cada sonido de la casa, escaleras, calderas, puertas abiertas que se cierran de
golpe, la música de Stefan a todo volumen y los pasos de Lucas por su
habitación. De repente Lucas abrió la puerta y salió al pasillo, parecía que
tenía prisa.
Oí
como baja las escaleras y se saltaba un par de escalones, después, abría la
puerta y salía corriendo sin ni siquiera coger el coche.
-Debe
de ser urgente para que se vaya corriendo así-Pensé en voz alta mientras los
ojos se me cerraban-.
Cuando
me desperté ya eran las 8 de la tarde, no había aprovechado el día o eso es lo
que a mí me parecía.
Bajé
a la cocina con el pelo totalmente.
Stefan
estaba allí sentado viendo la tele, tenía un batido de chocolate sobre la mesa.
-Hola-Dije
con la voz cansada-.
-Ho…
¡¿Katherine?!
-¿Qué
pasa?
No
dijo nada, simplemente me señaló el pecho y cuando miré no podía creérmelo.
Había bajado en ropa interior, una ropa interior de gasa. Se veía todo.
-¡Mierda!
¡No mires!
Lo
primero que hice fue esconderme detrás de la encimera y después salir a gatas
de la cocina.
Nunca
me había visto un chico así, nunca en la vida. Cuando entré a mi habitación
estaba hiperventilando de lo nerviosa que estaba, no podía creérmelo, no podía
creer que Stefan me hubiera visto casi desnuda.
No
salí de mi habitación hasta las 10 y media de la noche.´
-Vaya,
veo que ya estás vestida-Me dijo con una sonrisilla en la cara-.
-No
me hace gracia, no me lo recuerdes.
-Vamos,
como si no lo hubieras enseñado ya.
Yo
me quedé mirándole más avergonzada aun. Claro que no había enseñado mi cuerpo a
alguien, ¿Quién haría eso? Me moriría de vergüenza.
-Nadie
antes me…me había visto así.
Stefan
se ruborizó al instante y se llevó una mano a la nuca mientras sonreía
nervioso.
-¿En
serio? Va-vaya… Bueno no pasa nada. Es bonito.
-¡STEFAN!
-Perdóname
perdóname-Se me acercó un poco y me sonrió-.
Yo
le miré enfadada, ¿Cómo podía haber dicho eso?
Después
de eso cada uno siguió a lo suyo. Yo leyendo un libro mientras que el escribía
cosas en su teléfono.
Le
pregunté qué hacía, que qué era lo que escribía. El me respondió que escribía
tweets.
-¿Qué
es eso?
-¿No
conoces Twitter?
-No...
Bueno, sí, mis amigas tenían pero a mí no me gusta tener cosas de esas.
-Que
rara eres-Me dijo con una sonrisa, después siguió a lo suyo-.
De
vez en cuando se reía o las comisuras de los labios se le levantaban levemente.
Le observaba todo el rato, era realmente guapo, sus fracciones perfectas y unos
ojos que te atrapaban completamente. Pero los ojos de Lucas eran diferentes,
eran más raros, más bonitos.
En
ese momento me vino Lucas a la mente ¿Dónde estaba? Había salido ¿Verdad?
Le
pregunté a Stefan y no tenía ni idea, normal, había desaparecido así, sin más.
Y a los poco segundos Lucas desapareció de mi mente.
A las
12 Stefan empezó a preparar la cena, mientras, Lucas seguía sin aparecer.
Cenamos arroz con costillas, dijo que era una receta de su madre y la verdad es
que estaba buenísimo.
Terminamos
de cenar a la 1 de la mañana y poco después nos fuimos a la cama.
Me
quedé leyendo ya que no tenía nada de sueño, leí y leí hasta las 5 de la mañana
pero el libro no tenía fin, cada vez se me hacía más y más pesado leerlo así
que acabé dejándolo en la mesilla y apagando la luz pero no me dio tiempo a
dormirme ya que alguien llamó al timbre.
Pasaron
unos segundos pero Stefan no parecía por la labor de levantarse asique lo hice
yo.
Bajé
las escaleras lentamente, estaba realmente cansada. Al llegar a la puerta pensé
unos segundos en si abrirla o no, al final acabé haciéndolo.
Dejé
escapar un grito cuando vi a alguien tirado en el suelo, ese alguien era Lucas.
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