Le arrastré como pude hasta el sofá y lo tumbé ahí.
Stefan no se levantaba pero en esos momentos me importaba bien poco, solo tenía
ojos para Lucas.
Le daba en las mejillas cada vez más fuerte hasta que le
di fuerte de verdad, pero nada.
-Lucas-Le zarandeaba de un lado para otro-¡Lucas! ¡Lucas
por favor despierta!
Las lágrimas empezaban a caerme de los ojos, sentía un
nudo en el estómago. Me estaba entrando un ataque de ansiedad.
Cada vez estaba más nerviosa y respiraba con dificultad
hasta que de repente Stefan apareció en el salón.
-¿Qué ha pasado?-Stefan vino corriendo hacia el salón y
empezó a zarandear a Lucas, aunque sabía que no daría resultado, es lo que
llevaba haciendo un rato-¡Llama a la ambulancia!
Tardé un segundo en reaccionar, salté a por el teléfono y
marqué el número lo más rápido posible.
Me atendieron al instante. Intenté hablar lo más calmada
posible aunque no funcionó ya que me fallaba la respiración y me temblaba todo
el cuerpo, no sé ni cómo pudo entenderme.
-Vale en 10-15 minutos tenéis una ambulancia en la
puerta.
-10-15 minutos…-Dije mirando el teléfono-, es mucho
tiempo.
Stefan no me hacía caso, el seguía con su hermano,
intentando cualquier cosa con tal de despertarle, pero nada funcionaba. Yo me
acerqué sin mirarle a la cara, ya que si lo hacía la angustia me atraparía de
nuevo, y le agarré la muñeca comprobando si tenía pulso. Respiré hondo, estaba
vivo.
Pasaron los 10 minutos más largos de mi vida hasta que
alguien llamó a la puerta.
Salté por encima de Stefan que estaba arrodillado al lado
de Lucas y fui corriendo a abrir la puerta. Detrás de ella me encontré a 2 jóvenes
con una camilla y otro detrás de ellos. El último se acercó a Lucas y observo
un rato.
-Hay que hacerle un lavado de estómago-Miré a Stefan y vi
como apretaba el puño-. ¿Quién viene con nosotros?
-Ve tu-Me dijo Stefan, yo me quedé pasmada mirándole ¿Por
qué yo?- Yo puedo ir en coche.
Yo asentí y me subí a la ambulancia de un salto. Estaba
sentada a un lado de Lucas y sin pensármelo dos veces le cogí la mano con
fuerza.
Le observé detenidamente, tenía puesto un collarín
innecesario y una bombona de oxígeno. Su pelo rubio miel estaba alborotado, al
igual que su camisa de cuadros está casi desabrochada. Creo que estaba a punto
de hacerlo cuando le ocurrió esto.
Noté una punzada en mi corazón, me molestaba que
estuviera a punto de hacerlo. ¿Sentía celos? ¿En serio? ¿En un momento como
este? Siempre soy tan oportuna.
Llegamos al hospital en menos de 20 minutos y en cuanto
bajamos de la ambulancia empezamos a correr, no sabía dónde iba, simplemente
corría con la mano de Lucas aún cogida.
Le metieron en una habitación o lo que fuera aquello y a
partir de ahí no me dejaron pasar. Antes de que tuviera que soltar su mano la
apreté con fuerza y la solté a regañadientes.
Me senté en una de las sillas de plástico del pasillo y
cerré los ojos. Todo era tan diferente hace tan solo unas semanas…
Estuve sola bastante tiempo, estaba nerviosa y lo único
que hacía era levantarme y volver a sentarme, mirar la lucecilla roja que había
encima de la puerta y morderme las uñas, eso es lo que hice en los 30 minutos
que estuve esperando.
Justo cuando las puertas comenzaron a abrirse Stefan
apareció por el pasillo corriendo, se veía tan hermoso. Sentí un par de
mariposas por el estómago y me ruboricé unos instantes.
-¿Ya está?
-Llegas justo a tiempo-Dije aún con aquellas mariposas en
el estómago-.
Salieron un par de médicos de la habitación y después
Lucas en la camilla, seguía con los ojos cerrados. Se nos acercó un médico.
-Ahora está sedado pero en unos 10 minutos estará
despierto. Ha tenido suerte de que hayáis llamado tan rápido. Había juntado
marihuana y alcohol.
Stefan me apretó la mano y después le dio las gracias al
doctor lo mejor que pudo. Seguimos la camilla de Lucas hasta su habitación pero
Stefan no pasó, él se quedó fuera llamando por teléfono, yo mientras me senté a
su lado y le volví a coger la mano. Le observé con detenimiento, ahora no tenía
nada que tapara su hermoso rostro. Sus labios finos y marcados, sus fracciones
duras y su nariz respingona, todo era perfecto, él era perfecto. Demasiado
delgado pensé, serían las drogas. Tenía que ayudarle como fuese.
Stefan seguía fuera de la habitación cuando Lucas
entreabrió los ojos. Sus pupilas estaban muy dilatadas pelo podía distinguir el
color dorado de sus ojos. Le apreté la mano nada más verle los ojos y el me
busco con la mirada, parecía asustado. Cuando me vio, me sonrió y me devolvió
el apretón. Articuló con sus labios un “gracias” y se quedó mirándome un rato
con aquella sonrisa tan irresistible. Las mariposas empezaron a crecer en mi
estómago pero me negaba a que aparecieran por su culpa. Era un chico arrogante,
creído y un niño por lo que he podido comprobar.
Empezó a juguetear con mi mano y de vez en cuando me
miraba a los ojos y me sonreía, cada vez que lo hacía las mariposas se
multiplicaban y cada vez me ponía más roja.
-¿Por qué te sonrojas?-Me preguntó con una sonrisa
pícara-¿Acaso estás nerviosa?
No me atreví a mirarle a los ojos ya que si lo hacía
notaría que lo que decía era verdad, que estaba nerviosa, que estaba nerviosa
porque él me estaba tocando.
-¿Por qué has hecho eso?-El solté de golpe, le miré con
la mirada más triste que pude poner y parece ser que funcionó.
Bajó la mirada a nuestras manos entrelazadas, parecía
arrepentido. Se quedó callado un buen rato y yo le apreté la mano, quería una
respuesta y la quería ahora.
-No lo sé, nunca lo había hecho.
-Lo hiciste ayer.
-Lo he hecho 4 veces esta semana.
-Estamos a viernes.
-El lunes no lo hice.
-Eres un gilipollas, no sé qué coño harán tus amigos pero
siento decirte que no te convienen, no estoy dispuesta a que pierdas tu vida
por hacerte el interesante Lucas.
El me miró sonriente, le parecía gracioso. Le solté la
mano de golpe ¿De qué se reía?
-¿Por qué te preocupas tanto?-Dijo mirando a la nada.
-Porque ahora te considero una de las únicas cosas que
tengo.
Se giró de golpe para mirarme, parecía sorprendido, como
si lo que hubiera dicho no se lo hubiera imaginado nunca. Yo le sonreí triste y
el me extendió su mano para que la volviera a coger, parecía un niño pequeño
ahí tumbado.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por preocuparte por mí-En ese momento el corazón se me
iba a salir por la boca de la emoción, ¿Cómo podía estar tan nerviosa?-.
En ese momento Stefan apareció en la habitación, estaba
realmente enfadado pero vi como concentraba toda su rabia en el puño derecho y
sonreía a Lucas con tristeza.
-Ni se te ocurra volver a hacernos algo así Lucas-Le dijo
mientras le revolvía el pelo-.
Lucas le sonrió un momento y después se volvió para
mirarme. Tenía la mirada cansada y le faltaban fuerzas. Me apretó la mano de
nuevo.
-Tengo sueño-Me dijo como si fuera un niño-.
-Pues yo me tengo que ir, mañana tengo asuntos
pendientes-Dijo Stefan mientras se dirigía a la puerta-. Clara quédate aquí con
él, y tú-Dijo señalando a Lucas con el dedo, estaba realmente cabreado-, como
vuelvas a hacer una estupidez así te reviento la boca de un puñetazo
¿Entendido?
Lucas simplemente le sonrió y Stefan le devolvió la
sonrisa, después, cerró la puerta dejándonos solos en la habitación.
Seguimos cogidos de la mano pero nadie hablaba, no era
tan incómodo como pensaba que sería. Poco a poco vi cómo se le iba cerrando los
ojos, daba pequeños cabezazos y se
volvía a despertar, así estuvo un buen rato hasta que se durmió por completo.
Sin saber lo que estaba haciendo le di un pequeño beso en
la frente.
-Buenas noches-Me susurró mientras que le besaba-.
-Buenas noches.
Me sonrió una vez más antes de volver a dormirse. Ahora
mi duda era ¿Dónde dormía yo? Vi un pequeño sillón en la esquina de la
habitación, parecía incomodo pero no me quedaba otra que dormirme ahí.
Me medio tumbé en aquel pequeño sillón, intenté ponerme
lo más cómoda que pude pero no conseguía estar del todo a gusto.
En un lateral encontré una pequeña palanca, tiré de ella
y el respaldo se echó hacia atrás. No tenía sueño y tampoco tenía nada con lo
que entretenerme, ni mi móvil ni un libro.
Me quedé mirando al techo como una hora y media hasta que
por fin conseguí dormirme.
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