martes, 11 de febrero de 2014

Capítulo 7



-¿Se puede saber qué haces ahí?-Lucas estaba histérico- ¡Ahora mismo voy a buscarte!
-¡¿Lucas te puedes relajar?!-Intentaba gritar lo menos posible- He venido aquí con una chica que acabo de conocer y...
-¡¿Y TE VAS CON GENTE QUE NO CONOCES?!-No me dejó contarle todo- ¡YA LO QUE ME FALTABA!
-¡LUCAS!-Mi voz resonó por todo el baño- He venido y no sabía que Leander vivía aquí, punto.
Y antes de que le diera tiempo a contestar colgué el teléfono. ¿Qué cojones le pasaba? Ahora iba a ser que no podía salir de casa, lo que me faltaba ya vamos.
Salí del baño con el puño derecho apretado de la rabia, estaba muy enfadada. Ronie me miraba desde la cama de Leo, solo estaba ella en la habitación.
-¿Estás bien?-Me preguntó con una sonrisa forzada.
-No mucho, pero bueno, da igual.
En ese momento recibí un mensaje, supuse que era de Lucas.
-En 20 minutos te recojo, se acabó la discusión.
-¿Qué eres ahora? ¿Mi padre?

No me contestó. Bloqueé el móvil y lo metí en el bolsillo pequeño que tenía en el pantalón, en cualquier momento se me podría caer el móvil, pero me daba igual.
-Están en la habitación de Len, ¿Vamos?
Yo simplemente la seguí hasta la habitación de al lado. Leander estaba tumbado en la cama mientras que Leo miraba cosas en el ordenador. Yo me desplomé en la cama junto a Len, el me miró sonriente pero al mirarme a los ojos se le borró al instante la sonrisa.
-¿Que ha pasado?
-Que tu amigo es un subnormal, eso es lo que ha pasado.
-¿Va a venir a por ti?
-En 20 minutos, ni más ni menos.
Leo y Ronie nos miraban recelosos, así que lo primero que hice fue levantarme y ponerme al lado de Ronie. "Túmbate a su lado" la susurré al oído. Ella se puso roja pero obedeció, se tumbó al lado de él y acto seguido él la rodeó con el brazo.
Miré a Leo, él estaba empanado mirando por la ventana. Le di unas palmadas en el hombro y me miró al segundo, le indiqué con la cabeza que saliéramos fuera.
Él se levantó de la silla y salió delante de mí, miré unos segundos a Ronie y esta me sonrió antes de que saliera por la puerta.
-Me voy dentro de... 10 minutos-Le dije mientras me tumbaba en su cama-.
-¿Estás con Lucas?-Me preguntó con la mirada perdida en unas hojas que había encima de la mesa.
-No, jamás.
-¿Entonces?
-Sinceramente, no tengo ni idea de lo que le ha pasado por la cabeza.
Nos quedamos en silencio unos segundos, unos segundo bastante... extraños. Me quedé mirando a Leo que estaba sentado en su silla ojeando un libro. Tenía un perfil perfecto aunque algunos mechones de pelo le tapaban la cara se le podía ver con facilidad. Me fijé en que tenía los mismos ojos que su hermano, del color del lapislázuli. No le pegaban para nada con el pelo, pero aun así, era un chico bastante apuesto.
Parecía el típico chico popular que juega al futbol y que tiene locas a todas las chicas de instituto. Cuanto más le miraba más guapo me parecía.
-¿Tengo algo en la cara?-Me dijo mientras se tocaba toda la cara, estaba ruborizado- ¿Un moco?
Yo reí mientras negaba con la cabeza, él me sonrió y me quedé embobada. Que sonrisa más bonita, podría competir contra la de Lucas y todo.
Se deslizo con la silla hasta el borde de la cama y se quedó mirándome sonriendo.
-¿Cuánto tiempo llevas viviendo con los Lawrence?
-Un mes, creo. En cuanto tenga 18 me largo de aquí.
-¿En serio te marcharás?-Su expresión cambio completamente, parecía disgustado.
-Sí, bueno... No estoy muy bien que digamos en aquella casa, encima ahora Stefan se ha ido y no soporto estar con Lucas. No congeniamos.
De pronto Leo me cogió de la mano y se me aceleró el corazón.
-Escúchame-Me miró directamente a los ojos. Aquellos ojos azules me daban hasta miedo de lo profundos que parecían-, si alguna vez estás mal o no quieras estar allí, si se porta mal contigo o lo que sea, no dudes en venir aquí, de verdad.
-G-gracias...-Le dije ruborizada-.
Leo se me quedó mirando, su miraba cada vez me gustaba más. Nos quedamos mirándonos durante un buen rato. Todavía tenía mi mano cogida cuando alguien empezó a llamarme al móvil. Tardé unos segundos en apartar la mirada de Leo y soltar su mano para coger el móvil. Al mirar la pantalla se me quitó la sonrisa de golpe.
-¿Qué pasa Lucas?
-Voy de camino.
-Vale, ¿y qué?
-¿Vas a subir a mi coche?
-Subiré de todas formas, aunque te diga que no.
-Eso espero.
Y colgó. Me quedé mirando el móvil, aquella llamada no había tenido sentido pero había roto un momento bueno del día. Pocos momentos tenía así, y Lucas siempre estropeaba todos, es como si tuviera un radar para saber cuándo joderme.
-¿Viene ya?-Leo bajó la mirada al suelo- Ya sabes que...
-Lo sé, que si pasa algo, venga-Le miré a los ojos y le sonreí, el hizo lo mismo-.
Los diez minutos que me quedaban allí los pasé hablando con Leo. Me contó que estaba estudiando ingeniería automovilística; por el nombre deduje que era difícil.
Era un chico realmente interesante y bastante divertido, cada cosa que decía era un chiste para él. Por todo reía y sonreía, en varias ocasiones hasta se sonrojaba.
-Era una lechuza sabes ¡UNA LECHUZA EN MI HABITACIÓN!
Leo se reía a carcajadas. Se llevó su mano derecha a la cabeza y se echó hacia atrás, casi se cae de la silla.
-¿De verdad?-Decía entre carcajadas- ¿Y te asustas?
-Como para no...
De pronto el móvil empezó a vibrar en mi bolsillo. Sin mirar si quiera quien era me levanté de la cama, tenía que irme. El móvil dejó de vibrar y miré a Leo que seguía mirando hacia mi bolsillo.
-Te acompaño abajo-Ya no se reía-.
Bajamos en silencio. Ni si quiera me molesté en despedirme de Ronie, estaría entretenida en la habitación de Leander, habían cerrado la puerta y todo.
Bajamos a la parte de abajo, Leo me abrió la puerta y me dejó pasar primero. Lucas estaba justo en frente de la casa con su coche negro.
-Oye-Leo se paró justo en el marco de la puerta, yo me giré para mirarle-, antes de irte quiero que me des tu número.
Una sonrisa tímida apareció en sus labios y yo no pude resistirme, le di mi número.
-Adiós Leo-Le di un inocente beso en la mejilla-, gracias por todo.
Vi como él se llevaba la mano a la mejilla que había besado mientras se ponía rojo, yo andaba despaldas con una sonrisa. Lucas empezó a pitar impaciente.
-Que pares ya-Grité mientras le daba un puñetazo al cristal del copiloto-.
Lucas ni siquiera se dignó a mirarme a los ojos. En cuanto me monté en el coche este lo arrancó y empezamos el viaje.
Miraba todo el rato impaciente el móvil, esperando a que Leo me hablara.
-Por desgracia, te hablará-Soltó de repente Lucas-, así que deja de mirar el jodido teléfono todo el rato.
-Y tú podrías relajarte un poquito.
-Estaba muy preocupado.
-Que estés preocupado no significa que vengas a buscarme cuando yo no quiero irme.
Lucas no dijo nada más, solamente apretó la mano en el volante y siguió conduciendo. Llegamos muy rápido a casa, gracias a Dios. Entré como una bala dentro y fui directa a mi habitación. Cuando entré por la puerta Leo me habló, solté un pequeño grito y salté a la cama.
-Hola fea.
-Holaaaa :)
-¿Qué tal el viaje?
-Incómodo, horrible.
-¿Pero estás bien?

No pude contestarle ya que Lucas apareció en mi habitación sin decir nada, simplemente me miraba. Se acercó a la cama y primero se sentó dándome la espalda, estuvo un rato así hasta que se tumbó en la cama justo a mi lado.
Nos rozábamos con los brazos y piernas. Se me erizó la piel.
-Lo siento-El corazón me dio un salto-, lo siento de verdad. No sé qué me pasa.
Yo solamente le miré mientras que el miraba al techo. Su nariz respingona y sus labios finos conseguían que tuviera un perfil perfecto, digno de un modelo.
Se mordió el labio inferior y me dio otro vuelco al corazón. Por un segundo pensé en Stefan pero ya me había dejado claro que no estábamos juntos, que lo de él otro día fue un error.
Aquella noche, cuando me dijo todo aquello, lloré toda la noche. Me acuerdo que noté como alguien se sentaba en la puerta y cuando abrí la puerta Lucas cayó de espaldas en mi habitación. Solo me dijo un "lo siento" y se metió en su habitación, había sido bastante raro.
-Por lo menos me has pedido perdón-Le dije mientras apartaba la mirada de sus labios-.
-Y lo peor de todo es que sé que quieres a Stefan y...
-¿A qué viene eso ahora?-Le corté mientras me incorporaba para mirarle bien.
-Nada, déjalo, tonterías mías-Se giró hacia la derecha para darme la espalda-.
Yo me volví a tumbar y seguí mirando al techo. Lucas se giró de nuevo pero esta vez para mirarme y me cogió la mano.
-Siento todo lo que te he hecho hasta ahora Kat-Me apretaba cada vez más la mano-.
-¿Se puede saber qué te pasa hoy?-Yo seguía mirando al techo- Estás empezando a darme miedo.
Lucas se rio mientras se incorporaba. Se fue directo hacia la puerta pero antes de salir se giró a mirarme.
-Esta noche tengo visita, es muy importante-Me vi obligada a apartar la mirada del techo y mirarle a los ojos, ahora estaba bastante serio-. Es una chica con la que... con la que creo que podría tener algo serio. Te agradecería que no estuviera mucho por abajo.
Yo me quedé mirándole perpleja, estaba llena de rabia en ese momento pero me controlé y de repente me vino una idea a la cabeza.
-No te preocupes, no estaré en casa-A Lucas se le descompuso la cara-. Quedaré con Leo y Ronie, no quiero quedarme aquí mientras oigo los gemidos de la chica, como otras veces ha pasado.
Lucas se quedó mirándome unos segundos y me sonrió falsamente antes de desaparecer. Cuando oí como bajaba las escaleras cogí un cojín, me lo puse en la cara y grité, grité todo lo alto que pude, estaba cada vez más enfadada. Que no estuviera mucho por abajo dice, será subnormal.
Me quedé unos segundos mirando al techo con los puños apretados hasta que cogí el móvil. 1, 2, 3 pitidos.
-Hola ¿Leo?
-El mismo.
-Oye... Que había pensado que si esta noche podríamos quedar Ronie, tú y yo, en plan para que me enseñéis un poco esto o bueno, ir a algún lado a pasarlo bien.
-Bueno... En el pueblo de al lado hay una discoteca que está genial y Ronie siempre quiere ir.
-Pues... ¡Perfecto! Me apetece bastante.
-Te voy contando por WhatsApp a ver que me responde Ronie.
-Vale, gracias.
-Las que tú tienes.
Y colgó. Yo me quedé mirando la pantalla del teléfono y me di cuenta de que eran las 3 y media, la tripa empezaba a reclamar comida. Bajé y allí estaba Lucas, estaba fregando los platos, algo inusual en él.
Le miré y pasé de largo, cogí un yogur y me senté en la mesa a ver la tele. Ninguno decía nada.
Y de repente un WhatsApp.
-A las 8 pasamos a buscarte, primero iremos a cenar por ahí y después a la discoteca. Ponte guapa.
-¿Tengo que arreglarme mucho?
-No demasiado.

Bloqueé el móvil y lo dejé encima de la mesa, boca abajo y en silencio. Gran error ya que no pude ver quien me estaba llamando en ese momento.

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