martes, 11 de febrero de 2014

Capítulo 7



-¿Se puede saber qué haces ahí?-Lucas estaba histérico- ¡Ahora mismo voy a buscarte!
-¡¿Lucas te puedes relajar?!-Intentaba gritar lo menos posible- He venido aquí con una chica que acabo de conocer y...
-¡¿Y TE VAS CON GENTE QUE NO CONOCES?!-No me dejó contarle todo- ¡YA LO QUE ME FALTABA!
-¡LUCAS!-Mi voz resonó por todo el baño- He venido y no sabía que Leander vivía aquí, punto.
Y antes de que le diera tiempo a contestar colgué el teléfono. ¿Qué cojones le pasaba? Ahora iba a ser que no podía salir de casa, lo que me faltaba ya vamos.
Salí del baño con el puño derecho apretado de la rabia, estaba muy enfadada. Ronie me miraba desde la cama de Leo, solo estaba ella en la habitación.
-¿Estás bien?-Me preguntó con una sonrisa forzada.
-No mucho, pero bueno, da igual.
En ese momento recibí un mensaje, supuse que era de Lucas.
-En 20 minutos te recojo, se acabó la discusión.
-¿Qué eres ahora? ¿Mi padre?

No me contestó. Bloqueé el móvil y lo metí en el bolsillo pequeño que tenía en el pantalón, en cualquier momento se me podría caer el móvil, pero me daba igual.
-Están en la habitación de Len, ¿Vamos?
Yo simplemente la seguí hasta la habitación de al lado. Leander estaba tumbado en la cama mientras que Leo miraba cosas en el ordenador. Yo me desplomé en la cama junto a Len, el me miró sonriente pero al mirarme a los ojos se le borró al instante la sonrisa.
-¿Que ha pasado?
-Que tu amigo es un subnormal, eso es lo que ha pasado.
-¿Va a venir a por ti?
-En 20 minutos, ni más ni menos.
Leo y Ronie nos miraban recelosos, así que lo primero que hice fue levantarme y ponerme al lado de Ronie. "Túmbate a su lado" la susurré al oído. Ella se puso roja pero obedeció, se tumbó al lado de él y acto seguido él la rodeó con el brazo.
Miré a Leo, él estaba empanado mirando por la ventana. Le di unas palmadas en el hombro y me miró al segundo, le indiqué con la cabeza que saliéramos fuera.
Él se levantó de la silla y salió delante de mí, miré unos segundos a Ronie y esta me sonrió antes de que saliera por la puerta.
-Me voy dentro de... 10 minutos-Le dije mientras me tumbaba en su cama-.
-¿Estás con Lucas?-Me preguntó con la mirada perdida en unas hojas que había encima de la mesa.
-No, jamás.
-¿Entonces?
-Sinceramente, no tengo ni idea de lo que le ha pasado por la cabeza.
Nos quedamos en silencio unos segundos, unos segundo bastante... extraños. Me quedé mirando a Leo que estaba sentado en su silla ojeando un libro. Tenía un perfil perfecto aunque algunos mechones de pelo le tapaban la cara se le podía ver con facilidad. Me fijé en que tenía los mismos ojos que su hermano, del color del lapislázuli. No le pegaban para nada con el pelo, pero aun así, era un chico bastante apuesto.
Parecía el típico chico popular que juega al futbol y que tiene locas a todas las chicas de instituto. Cuanto más le miraba más guapo me parecía.
-¿Tengo algo en la cara?-Me dijo mientras se tocaba toda la cara, estaba ruborizado- ¿Un moco?
Yo reí mientras negaba con la cabeza, él me sonrió y me quedé embobada. Que sonrisa más bonita, podría competir contra la de Lucas y todo.
Se deslizo con la silla hasta el borde de la cama y se quedó mirándome sonriendo.
-¿Cuánto tiempo llevas viviendo con los Lawrence?
-Un mes, creo. En cuanto tenga 18 me largo de aquí.
-¿En serio te marcharás?-Su expresión cambio completamente, parecía disgustado.
-Sí, bueno... No estoy muy bien que digamos en aquella casa, encima ahora Stefan se ha ido y no soporto estar con Lucas. No congeniamos.
De pronto Leo me cogió de la mano y se me aceleró el corazón.
-Escúchame-Me miró directamente a los ojos. Aquellos ojos azules me daban hasta miedo de lo profundos que parecían-, si alguna vez estás mal o no quieras estar allí, si se porta mal contigo o lo que sea, no dudes en venir aquí, de verdad.
-G-gracias...-Le dije ruborizada-.
Leo se me quedó mirando, su miraba cada vez me gustaba más. Nos quedamos mirándonos durante un buen rato. Todavía tenía mi mano cogida cuando alguien empezó a llamarme al móvil. Tardé unos segundos en apartar la mirada de Leo y soltar su mano para coger el móvil. Al mirar la pantalla se me quitó la sonrisa de golpe.
-¿Qué pasa Lucas?
-Voy de camino.
-Vale, ¿y qué?
-¿Vas a subir a mi coche?
-Subiré de todas formas, aunque te diga que no.
-Eso espero.
Y colgó. Me quedé mirando el móvil, aquella llamada no había tenido sentido pero había roto un momento bueno del día. Pocos momentos tenía así, y Lucas siempre estropeaba todos, es como si tuviera un radar para saber cuándo joderme.
-¿Viene ya?-Leo bajó la mirada al suelo- Ya sabes que...
-Lo sé, que si pasa algo, venga-Le miré a los ojos y le sonreí, el hizo lo mismo-.
Los diez minutos que me quedaban allí los pasé hablando con Leo. Me contó que estaba estudiando ingeniería automovilística; por el nombre deduje que era difícil.
Era un chico realmente interesante y bastante divertido, cada cosa que decía era un chiste para él. Por todo reía y sonreía, en varias ocasiones hasta se sonrojaba.
-Era una lechuza sabes ¡UNA LECHUZA EN MI HABITACIÓN!
Leo se reía a carcajadas. Se llevó su mano derecha a la cabeza y se echó hacia atrás, casi se cae de la silla.
-¿De verdad?-Decía entre carcajadas- ¿Y te asustas?
-Como para no...
De pronto el móvil empezó a vibrar en mi bolsillo. Sin mirar si quiera quien era me levanté de la cama, tenía que irme. El móvil dejó de vibrar y miré a Leo que seguía mirando hacia mi bolsillo.
-Te acompaño abajo-Ya no se reía-.
Bajamos en silencio. Ni si quiera me molesté en despedirme de Ronie, estaría entretenida en la habitación de Leander, habían cerrado la puerta y todo.
Bajamos a la parte de abajo, Leo me abrió la puerta y me dejó pasar primero. Lucas estaba justo en frente de la casa con su coche negro.
-Oye-Leo se paró justo en el marco de la puerta, yo me giré para mirarle-, antes de irte quiero que me des tu número.
Una sonrisa tímida apareció en sus labios y yo no pude resistirme, le di mi número.
-Adiós Leo-Le di un inocente beso en la mejilla-, gracias por todo.
Vi como él se llevaba la mano a la mejilla que había besado mientras se ponía rojo, yo andaba despaldas con una sonrisa. Lucas empezó a pitar impaciente.
-Que pares ya-Grité mientras le daba un puñetazo al cristal del copiloto-.
Lucas ni siquiera se dignó a mirarme a los ojos. En cuanto me monté en el coche este lo arrancó y empezamos el viaje.
Miraba todo el rato impaciente el móvil, esperando a que Leo me hablara.
-Por desgracia, te hablará-Soltó de repente Lucas-, así que deja de mirar el jodido teléfono todo el rato.
-Y tú podrías relajarte un poquito.
-Estaba muy preocupado.
-Que estés preocupado no significa que vengas a buscarme cuando yo no quiero irme.
Lucas no dijo nada más, solamente apretó la mano en el volante y siguió conduciendo. Llegamos muy rápido a casa, gracias a Dios. Entré como una bala dentro y fui directa a mi habitación. Cuando entré por la puerta Leo me habló, solté un pequeño grito y salté a la cama.
-Hola fea.
-Holaaaa :)
-¿Qué tal el viaje?
-Incómodo, horrible.
-¿Pero estás bien?

No pude contestarle ya que Lucas apareció en mi habitación sin decir nada, simplemente me miraba. Se acercó a la cama y primero se sentó dándome la espalda, estuvo un rato así hasta que se tumbó en la cama justo a mi lado.
Nos rozábamos con los brazos y piernas. Se me erizó la piel.
-Lo siento-El corazón me dio un salto-, lo siento de verdad. No sé qué me pasa.
Yo solamente le miré mientras que el miraba al techo. Su nariz respingona y sus labios finos conseguían que tuviera un perfil perfecto, digno de un modelo.
Se mordió el labio inferior y me dio otro vuelco al corazón. Por un segundo pensé en Stefan pero ya me había dejado claro que no estábamos juntos, que lo de él otro día fue un error.
Aquella noche, cuando me dijo todo aquello, lloré toda la noche. Me acuerdo que noté como alguien se sentaba en la puerta y cuando abrí la puerta Lucas cayó de espaldas en mi habitación. Solo me dijo un "lo siento" y se metió en su habitación, había sido bastante raro.
-Por lo menos me has pedido perdón-Le dije mientras apartaba la mirada de sus labios-.
-Y lo peor de todo es que sé que quieres a Stefan y...
-¿A qué viene eso ahora?-Le corté mientras me incorporaba para mirarle bien.
-Nada, déjalo, tonterías mías-Se giró hacia la derecha para darme la espalda-.
Yo me volví a tumbar y seguí mirando al techo. Lucas se giró de nuevo pero esta vez para mirarme y me cogió la mano.
-Siento todo lo que te he hecho hasta ahora Kat-Me apretaba cada vez más la mano-.
-¿Se puede saber qué te pasa hoy?-Yo seguía mirando al techo- Estás empezando a darme miedo.
Lucas se rio mientras se incorporaba. Se fue directo hacia la puerta pero antes de salir se giró a mirarme.
-Esta noche tengo visita, es muy importante-Me vi obligada a apartar la mirada del techo y mirarle a los ojos, ahora estaba bastante serio-. Es una chica con la que... con la que creo que podría tener algo serio. Te agradecería que no estuviera mucho por abajo.
Yo me quedé mirándole perpleja, estaba llena de rabia en ese momento pero me controlé y de repente me vino una idea a la cabeza.
-No te preocupes, no estaré en casa-A Lucas se le descompuso la cara-. Quedaré con Leo y Ronie, no quiero quedarme aquí mientras oigo los gemidos de la chica, como otras veces ha pasado.
Lucas se quedó mirándome unos segundos y me sonrió falsamente antes de desaparecer. Cuando oí como bajaba las escaleras cogí un cojín, me lo puse en la cara y grité, grité todo lo alto que pude, estaba cada vez más enfadada. Que no estuviera mucho por abajo dice, será subnormal.
Me quedé unos segundos mirando al techo con los puños apretados hasta que cogí el móvil. 1, 2, 3 pitidos.
-Hola ¿Leo?
-El mismo.
-Oye... Que había pensado que si esta noche podríamos quedar Ronie, tú y yo, en plan para que me enseñéis un poco esto o bueno, ir a algún lado a pasarlo bien.
-Bueno... En el pueblo de al lado hay una discoteca que está genial y Ronie siempre quiere ir.
-Pues... ¡Perfecto! Me apetece bastante.
-Te voy contando por WhatsApp a ver que me responde Ronie.
-Vale, gracias.
-Las que tú tienes.
Y colgó. Yo me quedé mirando la pantalla del teléfono y me di cuenta de que eran las 3 y media, la tripa empezaba a reclamar comida. Bajé y allí estaba Lucas, estaba fregando los platos, algo inusual en él.
Le miré y pasé de largo, cogí un yogur y me senté en la mesa a ver la tele. Ninguno decía nada.
Y de repente un WhatsApp.
-A las 8 pasamos a buscarte, primero iremos a cenar por ahí y después a la discoteca. Ponte guapa.
-¿Tengo que arreglarme mucho?
-No demasiado.

Bloqueé el móvil y lo dejé encima de la mesa, boca abajo y en silencio. Gran error ya que no pude ver quien me estaba llamando en ese momento.

domingo, 9 de febrero de 2014

Capítulo 6

Stefan volvió a las 9 de la tarde, estaba bastante serio.
Entró en la cocina de golpe mientras que Lucas y yo cenábamos un par de filetes de pollo. Se nos quedó mirando unos segundos, después se giró para coger algo de la cocina y largarse.
-¿Qué le pasa?-Le pregunté a Lucas.
-No tengo ni idea, habrá salido mal la reunión.
Me encogí de hombros y me terminé el filete lo más rápido que pude, quería hablar con Stefan.
Subí a su habitación y abrí sin llamar. Había una maleta encima de la cama y metía ropa sin ni si quiera doblarla.
-¿A dónde vas?
-Tengo un vuelo a las 3, a Roma, y me han avisado hace 5 minutos.
-¿Y eso?
-Me han destinado allí.
-¿Cuánto tiempo?
-Un mes-Levantó la vista de la maleta y me miró a los ojos, el corazón se me encogió-.
-¿U-Un mes?
-Si Kat, un mes-Parecía realmente enfadado y triste, como yo-. Y tengo que estar en Madrid dentro de 3 horas, no me da tiempo.
-O sea, ¿Te vas ya?-Yo no podía creérmelo- No quiero que te vayas tanto tiempo.
-¿Te crees que yo si Kat?
Cerró la maleta de golpe y salió de la habitación a toda prisa. Yo le seguí hasta abajo; Lucas estaba apoyado en la barandilla de la escalera con la misma expresión de siempre, empanado.
-¿A dónde te vas?
-A Roma, Lucas; venir los dos un momento-Dijo Stefan mientras se sentaba en uno de los sillones-.
Los dos le hicimos caso. Yo me senté a su lado mientras que Lucas se sentaba en el sillón de enfrente.
-Voy a estar fuera un mes. Kat-Dijo mirándome a los ojos-, te he guardado todos los números a los que debes llamar por si pasa algo en esta libreta; Lucas -Se giró a mirarle-, intenta que Kat no llame a esos números.
Lucas le sonrió y se dieron un abrazo, después Stefan me dio un beso en la frente y le acompañé a la puerta. Lucas se fue a la cocina.
-Kat por favor-Me cogió la cara con delicadeza-, ten cuidado con todo, con Lucas.
Me dio un beso en los labios y se despidió definitivamente.

Hacía ya cinco días que Stefan se había marchado.
Bajé a la cocina con paso aireado y cuando entré me encontré a Lucas comiendo un tazón de cereales apoyado en la encimera, estaba mirando al a nada.
No llevaba camiseta, tampoco calcetines. Lleva puestos unos pantalones cortos de deporte y tenía el pelo despeinado. Los músculos de la cara y el cuello se le marcaban cuando mastica.
Me quedé embobada mirando sus músculos de los brazos.
Se giró a mirarme con el bol y la cuchara en la mano, no pude evitar mirarle los pectorales y esos abdominales marcados
-¿Qué estás mirando?- Yo no le escuche ya que
-Stefan acaba de llamar-Dije a Lucas-, dice que le han dado un ático alucinante.
-Kat-Dijo mirándome fijamente a los ojos, se pegó a mí y el corazón se me aceleró-, ¿crees que me importa?
Yo me quedé mirándole los labios, ni si quiera sabía lo que me había dicho.
-Tío, ¿Qué te pasa?-Se alejó de repente- Estás muy rara y das miedo.
Se giró para dejar el bol sucio en la encimera y salió de la cocina.
Me quedé mirándole con desprecio y me subí a mi habitación. Se me ocurrió la idea de ir al lago nada más entrar en mi habitación. Me puse un top y me dejé los pantalones, me hice una coleta y me cogí el iPod.
Bajé las escaleras al ritmo de la música y salí de casa sin avisar a Lucas. Me até las zapatillas y comencé a correr.
Corrí por la carretera hasta que llegué al camino que llevaba al lago, tardé menos de 5 minutos. Aquel camino estaba bastante liso y pude correr sin problemas. A cada paso que daba la tierra se hundía. Seguía el ritmo de mis latidos que cada vez estaba más acelerado. Controlaba la respiración, cogía aire por la nariz y lo expulsaba por la boca.
Perdí la noción del tiempo, corrí todo lo que pude sin cansarme hasta que llegué a un pequeño cruce. El camino se dividía en dos. El de la izquierda indicaba hacia el lago, el de la derecha llevaba a una zona de picnic, según los carteles que había a cada lado.
Me dirigí hacia la izquierda y poco después de empezar a correr se empezó a ver el lago. Bueno lago, más bien era una pequeña laguna. Cuanto más me acercaba más corría, quería llegar ya y descansar. La música se había parado hace rato pero estaba tan absorta en mis pensamientos que ni si quiera me había dado cuenta.
Cuando llegué al lago lo primero que hice fue descalzarme y meter los pies en el agua. Me tumbé en la orilla con los pies todavía dentro y con la respiración todavía agitaba cerré los ojos y me relajé.
-¡HOLA!-Una voz me sacó de mis pensamientos e hizo que me incorporara corriendo, asustada. Miré para todas partes pero no encontré al dueño de aquella voz-¡ESTOY QUÍ!
Dirigí la mirada hacia un pequeño embarcadero no muy lejos de mí. Una chica se incorporaba con dificultad. En cuanto consiguió ponerse de pie sin tambalearse empezó a correr hacia mí. A cada paso que se acercaba más me alejaba yo.
-¡Hola!-Me dijo a unos cuantos pasos de mí-¡No te conozco!
-Ni yo a ti-Dije incómoda-.
La chica se sentó a mi lado. Tenía una sonrisa verdaderamente agradable, todos los dientes perfectamente blancos y colocados, unos labios finos y rosados. Tenía la cara redonda y unos mofletes graciosos y sonrojados por el esfuerzo de correr hacia mí. Tenía los ojos realmente azules y redondos, su pelo rubio cobrizo, casi naranja claro, le llegaba hasta los hombros. Pude ver unas cuantas pecas debajo de sus ojos.
-Pocas veces se ven cara nuevas por aquí-La chica miraba sonriente el agua-. Este sitio es precioso ¿No crees?
Yo simplemente sonreí mirando hacia delante. Pude ver la casa desde aquí, las ventanas de mi habitación. Parecía una casa enana vista desde ahí.
-Me llamo Ronie-Se giró sonriéndome cálidamente mientras me extendía la mano-.
-Yo Katherine-Le di mi mano y ella la apretó con fuerza, aquella chica me gustaba-.
Nos quedamos sonriéndonos unos segundos después aparté la vista y me centré en el agua que mojaba mis pies, se estaba tan a gusto.
-¿Acabas de mudarte?
-Sí, vivo justo ahí-dije señalando la casa que tenía enfrente-.
-¡¿Eres tú?! ¡¿Tú eres la chica que vive con los Lawrence?!
-Esa misma.
Jennifer empezó a soltar todo tipo de halagos hacia ellos. Que si eran guapísimos, listos, educados. Todo lo que se ve a simple vista.
-Cuando convives con ellos son tan geniales… Sobre todo Lucas.
Aquello último me salió sin pensar, Ronie me miró expectante esperando a que dijera algo más.
-Lucas siempre está con una chica nueva cada pocos días. A veces entro a casa y están en el salón dándole al tema o se oye arriba como la cama da golpes. Ese chico lo único que hace es atraer a las chicas, y a los problemas.
Ronie me miraba concentrada, yo seguí soltando todo lo que me venía a la cabeza, todo lo que me había guardado de Lucas desde que llegué aquí.
-La mayoría de las veces hace como si no existiera, como si no le importara. Teniendo en cuenta de que le he salvado la vida, o bueno, algo parecido, merezco un poco de respeto y de gratitud-Cogí aire y seguí-. Ahora que Stefan no está es aún peor. Soy totalmente invisible para mí y cuando no lo soy lo único que hace es vacilarme. Mis días son aburridos y lo único que me alegra el día es cuando visito a mi abuela aunque pocas veces puedo ir a verla, nunca está en casa. Estoy tan harta de todo.
-Estás deseando tener los 18 y largarte de aquí ¿Verdad?
Yo asentí. Ronie me sonreía cálidamente mientras me cogía la mano. Aquella chica me tranquilizaba con solo verla sonreír.
-Gracias por escucharme-La dije agachando la cabeza-.
-Es un placer Katherine.
-Llámame Kat, odio mi nombre completo.
Ronie se rió y se levantó de un salto.
-Pues a mi llámame Ronie.
Me ayudó a levantarme y empezamos a andar. Al levantarme me di cuenta de que la sacaba una cabeza y media, media menos de metro y medio.
Aquella chica era bastante graciosa y agradable. Por todo sonreía y todo le parecía bien, era una chica bastante rara.
-¿Qué hay de Stefan? ¿A dónde se ha ido?
-A Roma, durante un mes. Lleva cinco días fuera y no lo soporto más.
Ronie no dijo nada. Seguimos por el camino, hablábamos de muchas cosas. Bueno, en realidad la que hablaba era Ronie, yo simplemente escuchaba y de vez en cuando soltaba alguna palabra. Aquella chica hablaba por los codos y a una velocidad casi imposible de entender.
-Eres de las pocas personas que me entiende hablando-Me dijo con uno sonrisa-.
Yo solo la sonreí y seguí caminando.
-Oye-Ronie se puso en frente de mí mientras caminaba de espaldas-, ahora tenía pensado a ver a mi amigo Leo, bueno, a verlo y a ver si tengo suerte y veo a su hermano. Pensaba si…
-¿Si podría ir contigo? Iría encantada.
Ronie me sonrió de oreja a oreja y se puso am i lado de nuevo.
-Llevo enamorada de su hermano desde hace más de 2 años… Es tan…
-¿Guapo?
-Perfecto.
-Eso es demasiado, yo todavía no he conocido a nadie perfecto…-Al instante de decir eso Lucas me vino a la mente, aparté ese pensamiento lo más rápido que pude-.
-Leo también es muy guapo y simpático, bueno, y de todo, pero es que su hermano… Son mellizos sabes, pero no se parecen en nada. Son polos opuestos.
-Oye ¿Y donde vive tu amigo?
-En el pueblo ¿Dónde sino?
Yo me encogí de hombros y seguimos andando a la vez. Por fin llegamos a la carretera y al otro lado de la carretera pude ver una vespa rosa que no había visto antes, era realmente bonita. Era lo suficiente grande para llevar a dos personas. Avanzamos hacia ella y Ronie sacó un par de cascos de debajo del asiento, se montó delante y esperó a que yo me montara.
-Sujétate fuerte-Me avisó antes de arrancar la moto y colocarse en la carretera-.
Llegamos al pueblo en menos de diez minutos, mi casa está realmente alejada del pueblo. Seguimos avanzando por callejuelas hasta llegar a un barrio distinto, lleno de chalets grandes y coloridos, con hermosos jardines y grandes ventanales. Me quedé boquiabierta, no conocía aquella parte del pueblo, bueno, no conocía aquel pueblo.
Ronie giró a la derecha entrando en una casa y paró justo en frente de la puerta de un garaje. Las dos bajamos a la vez y yo la tendí el casco que ella me había prestado.
-Bienvenida a la casa de Leo-Dijo extendiendo los brazos mientras que yo miraba todo el jardín. Era realmente grande y estaba muy bien cuidado, hasta tenía un pequeño estanque en una esquina. Ronie fue dando saltos hacia la puerta y en vez de llamar empezó a gritar.
-¡LEOOOO! ¡LEOOOOOOOO! ¡TRAIGO COMPAÑÍA!
-¡¿PODRÍAS DEJAR DE GRITAR?!-Un chico asomó la cabeza por una de las ventanas. Su pelo marrón oscuro le tapaba el ojo derecho de la cara. Su sonrisa era cálida ¡YA SE A ENTERADO MEDIO BARRIO DE QUE TRAES COMPAÑÍA!-Leo centró su mirada en mi y abrió los ojos como platos-Ah, hola.
Cerró la ventana de repente y Ronie se giró hacia mí con un dedo levantado indicándome que espere. A los pocos segundo Leo abrió la puerta de la entrada con la respiración agitada, había bajado corriendo.
-Hola, pasar pasar-Dijo mientras abría la puerta de par en par-.
Ronie entró y fue directa al salón, que estaba al fondo, mientras miraba a todas partes.
-Está arriba en su cuarto Ronie, no le busques más.
Ronie reaccionó casi al instante y subió las escaleras como una bala dejándonos a Leo y a mí solos en la entrada. Leo cerró la puerta, su piel era blanca y estaba sonrojado.
-Bueno, ya que no nos han presentado… Yo soy Katherine, pero llámame Kat-Le dije mientras le tendía la mano-.
-Y-yo… Yo soy Leo-Me dio su mano y me sonrió. Tenía una sonrisa nerviosa, pero aún así, era preciosa-.
Me indicó con la cabeza que subiera hacia arriba, donde mi nueva compañera había desaparecido.
-Está en la habitación de mi hermano-Me dijo Leo en cuanto puse un pie en la planta de arriba-, es esa de ahí.
Me señaló la habitación con la cabeza y me dirigí hacia ella vacilante. Antes de que llegara a abrir la puerta esta se abrió sola, no podía creerme quien era.
-¡Leo haz el favor de sacar a la pesada de Ronie de aquí! Ya está revolviéndome…-Dejó de hablar en cuando bajó la mirada- ¡KAT! ¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!-Me cogió en brazos y empezó a dar vueltas en medio del pasillo.
-¡Len para que me mareo!
-¿Os conocéis?-Ronie miraba desde la puerta, parecía confundida.
-Ajá, es la nueva hermana-novia de Lucas.
-¿Hermana-novia?-Pregunté confundida-¿Desde cuándo?
-¿Todavía no ha pasado nada entre vosotros? Este Lucas…
Yo le fulminé con la mirada, no ha pasado nada ni pasará nunca. Iba a abrir la boca para protestar pero justo en ese momento recibí un whatsapp, mi segundo whatsapp creo. Y era de Lucas.
-¿Se puede saber dónde estás? Llevas más de dos horas fuera y me estás preocupando.
Yo me quedé mirando la pantalla, estaba paralizada, parecía preocupado.

-Al parecer he acabado en casa de Leander.