domingo, 9 de febrero de 2014

Capítulo 6

Stefan volvió a las 9 de la tarde, estaba bastante serio.
Entró en la cocina de golpe mientras que Lucas y yo cenábamos un par de filetes de pollo. Se nos quedó mirando unos segundos, después se giró para coger algo de la cocina y largarse.
-¿Qué le pasa?-Le pregunté a Lucas.
-No tengo ni idea, habrá salido mal la reunión.
Me encogí de hombros y me terminé el filete lo más rápido que pude, quería hablar con Stefan.
Subí a su habitación y abrí sin llamar. Había una maleta encima de la cama y metía ropa sin ni si quiera doblarla.
-¿A dónde vas?
-Tengo un vuelo a las 3, a Roma, y me han avisado hace 5 minutos.
-¿Y eso?
-Me han destinado allí.
-¿Cuánto tiempo?
-Un mes-Levantó la vista de la maleta y me miró a los ojos, el corazón se me encogió-.
-¿U-Un mes?
-Si Kat, un mes-Parecía realmente enfadado y triste, como yo-. Y tengo que estar en Madrid dentro de 3 horas, no me da tiempo.
-O sea, ¿Te vas ya?-Yo no podía creérmelo- No quiero que te vayas tanto tiempo.
-¿Te crees que yo si Kat?
Cerró la maleta de golpe y salió de la habitación a toda prisa. Yo le seguí hasta abajo; Lucas estaba apoyado en la barandilla de la escalera con la misma expresión de siempre, empanado.
-¿A dónde te vas?
-A Roma, Lucas; venir los dos un momento-Dijo Stefan mientras se sentaba en uno de los sillones-.
Los dos le hicimos caso. Yo me senté a su lado mientras que Lucas se sentaba en el sillón de enfrente.
-Voy a estar fuera un mes. Kat-Dijo mirándome a los ojos-, te he guardado todos los números a los que debes llamar por si pasa algo en esta libreta; Lucas -Se giró a mirarle-, intenta que Kat no llame a esos números.
Lucas le sonrió y se dieron un abrazo, después Stefan me dio un beso en la frente y le acompañé a la puerta. Lucas se fue a la cocina.
-Kat por favor-Me cogió la cara con delicadeza-, ten cuidado con todo, con Lucas.
Me dio un beso en los labios y se despidió definitivamente.

Hacía ya cinco días que Stefan se había marchado.
Bajé a la cocina con paso aireado y cuando entré me encontré a Lucas comiendo un tazón de cereales apoyado en la encimera, estaba mirando al a nada.
No llevaba camiseta, tampoco calcetines. Lleva puestos unos pantalones cortos de deporte y tenía el pelo despeinado. Los músculos de la cara y el cuello se le marcaban cuando mastica.
Me quedé embobada mirando sus músculos de los brazos.
Se giró a mirarme con el bol y la cuchara en la mano, no pude evitar mirarle los pectorales y esos abdominales marcados
-¿Qué estás mirando?- Yo no le escuche ya que
-Stefan acaba de llamar-Dije a Lucas-, dice que le han dado un ático alucinante.
-Kat-Dijo mirándome fijamente a los ojos, se pegó a mí y el corazón se me aceleró-, ¿crees que me importa?
Yo me quedé mirándole los labios, ni si quiera sabía lo que me había dicho.
-Tío, ¿Qué te pasa?-Se alejó de repente- Estás muy rara y das miedo.
Se giró para dejar el bol sucio en la encimera y salió de la cocina.
Me quedé mirándole con desprecio y me subí a mi habitación. Se me ocurrió la idea de ir al lago nada más entrar en mi habitación. Me puse un top y me dejé los pantalones, me hice una coleta y me cogí el iPod.
Bajé las escaleras al ritmo de la música y salí de casa sin avisar a Lucas. Me até las zapatillas y comencé a correr.
Corrí por la carretera hasta que llegué al camino que llevaba al lago, tardé menos de 5 minutos. Aquel camino estaba bastante liso y pude correr sin problemas. A cada paso que daba la tierra se hundía. Seguía el ritmo de mis latidos que cada vez estaba más acelerado. Controlaba la respiración, cogía aire por la nariz y lo expulsaba por la boca.
Perdí la noción del tiempo, corrí todo lo que pude sin cansarme hasta que llegué a un pequeño cruce. El camino se dividía en dos. El de la izquierda indicaba hacia el lago, el de la derecha llevaba a una zona de picnic, según los carteles que había a cada lado.
Me dirigí hacia la izquierda y poco después de empezar a correr se empezó a ver el lago. Bueno lago, más bien era una pequeña laguna. Cuanto más me acercaba más corría, quería llegar ya y descansar. La música se había parado hace rato pero estaba tan absorta en mis pensamientos que ni si quiera me había dado cuenta.
Cuando llegué al lago lo primero que hice fue descalzarme y meter los pies en el agua. Me tumbé en la orilla con los pies todavía dentro y con la respiración todavía agitaba cerré los ojos y me relajé.
-¡HOLA!-Una voz me sacó de mis pensamientos e hizo que me incorporara corriendo, asustada. Miré para todas partes pero no encontré al dueño de aquella voz-¡ESTOY QUÍ!
Dirigí la mirada hacia un pequeño embarcadero no muy lejos de mí. Una chica se incorporaba con dificultad. En cuanto consiguió ponerse de pie sin tambalearse empezó a correr hacia mí. A cada paso que se acercaba más me alejaba yo.
-¡Hola!-Me dijo a unos cuantos pasos de mí-¡No te conozco!
-Ni yo a ti-Dije incómoda-.
La chica se sentó a mi lado. Tenía una sonrisa verdaderamente agradable, todos los dientes perfectamente blancos y colocados, unos labios finos y rosados. Tenía la cara redonda y unos mofletes graciosos y sonrojados por el esfuerzo de correr hacia mí. Tenía los ojos realmente azules y redondos, su pelo rubio cobrizo, casi naranja claro, le llegaba hasta los hombros. Pude ver unas cuantas pecas debajo de sus ojos.
-Pocas veces se ven cara nuevas por aquí-La chica miraba sonriente el agua-. Este sitio es precioso ¿No crees?
Yo simplemente sonreí mirando hacia delante. Pude ver la casa desde aquí, las ventanas de mi habitación. Parecía una casa enana vista desde ahí.
-Me llamo Ronie-Se giró sonriéndome cálidamente mientras me extendía la mano-.
-Yo Katherine-Le di mi mano y ella la apretó con fuerza, aquella chica me gustaba-.
Nos quedamos sonriéndonos unos segundos después aparté la vista y me centré en el agua que mojaba mis pies, se estaba tan a gusto.
-¿Acabas de mudarte?
-Sí, vivo justo ahí-dije señalando la casa que tenía enfrente-.
-¡¿Eres tú?! ¡¿Tú eres la chica que vive con los Lawrence?!
-Esa misma.
Jennifer empezó a soltar todo tipo de halagos hacia ellos. Que si eran guapísimos, listos, educados. Todo lo que se ve a simple vista.
-Cuando convives con ellos son tan geniales… Sobre todo Lucas.
Aquello último me salió sin pensar, Ronie me miró expectante esperando a que dijera algo más.
-Lucas siempre está con una chica nueva cada pocos días. A veces entro a casa y están en el salón dándole al tema o se oye arriba como la cama da golpes. Ese chico lo único que hace es atraer a las chicas, y a los problemas.
Ronie me miraba concentrada, yo seguí soltando todo lo que me venía a la cabeza, todo lo que me había guardado de Lucas desde que llegué aquí.
-La mayoría de las veces hace como si no existiera, como si no le importara. Teniendo en cuenta de que le he salvado la vida, o bueno, algo parecido, merezco un poco de respeto y de gratitud-Cogí aire y seguí-. Ahora que Stefan no está es aún peor. Soy totalmente invisible para mí y cuando no lo soy lo único que hace es vacilarme. Mis días son aburridos y lo único que me alegra el día es cuando visito a mi abuela aunque pocas veces puedo ir a verla, nunca está en casa. Estoy tan harta de todo.
-Estás deseando tener los 18 y largarte de aquí ¿Verdad?
Yo asentí. Ronie me sonreía cálidamente mientras me cogía la mano. Aquella chica me tranquilizaba con solo verla sonreír.
-Gracias por escucharme-La dije agachando la cabeza-.
-Es un placer Katherine.
-Llámame Kat, odio mi nombre completo.
Ronie se rió y se levantó de un salto.
-Pues a mi llámame Ronie.
Me ayudó a levantarme y empezamos a andar. Al levantarme me di cuenta de que la sacaba una cabeza y media, media menos de metro y medio.
Aquella chica era bastante graciosa y agradable. Por todo sonreía y todo le parecía bien, era una chica bastante rara.
-¿Qué hay de Stefan? ¿A dónde se ha ido?
-A Roma, durante un mes. Lleva cinco días fuera y no lo soporto más.
Ronie no dijo nada. Seguimos por el camino, hablábamos de muchas cosas. Bueno, en realidad la que hablaba era Ronie, yo simplemente escuchaba y de vez en cuando soltaba alguna palabra. Aquella chica hablaba por los codos y a una velocidad casi imposible de entender.
-Eres de las pocas personas que me entiende hablando-Me dijo con uno sonrisa-.
Yo solo la sonreí y seguí caminando.
-Oye-Ronie se puso en frente de mí mientras caminaba de espaldas-, ahora tenía pensado a ver a mi amigo Leo, bueno, a verlo y a ver si tengo suerte y veo a su hermano. Pensaba si…
-¿Si podría ir contigo? Iría encantada.
Ronie me sonrió de oreja a oreja y se puso am i lado de nuevo.
-Llevo enamorada de su hermano desde hace más de 2 años… Es tan…
-¿Guapo?
-Perfecto.
-Eso es demasiado, yo todavía no he conocido a nadie perfecto…-Al instante de decir eso Lucas me vino a la mente, aparté ese pensamiento lo más rápido que pude-.
-Leo también es muy guapo y simpático, bueno, y de todo, pero es que su hermano… Son mellizos sabes, pero no se parecen en nada. Son polos opuestos.
-Oye ¿Y donde vive tu amigo?
-En el pueblo ¿Dónde sino?
Yo me encogí de hombros y seguimos andando a la vez. Por fin llegamos a la carretera y al otro lado de la carretera pude ver una vespa rosa que no había visto antes, era realmente bonita. Era lo suficiente grande para llevar a dos personas. Avanzamos hacia ella y Ronie sacó un par de cascos de debajo del asiento, se montó delante y esperó a que yo me montara.
-Sujétate fuerte-Me avisó antes de arrancar la moto y colocarse en la carretera-.
Llegamos al pueblo en menos de diez minutos, mi casa está realmente alejada del pueblo. Seguimos avanzando por callejuelas hasta llegar a un barrio distinto, lleno de chalets grandes y coloridos, con hermosos jardines y grandes ventanales. Me quedé boquiabierta, no conocía aquella parte del pueblo, bueno, no conocía aquel pueblo.
Ronie giró a la derecha entrando en una casa y paró justo en frente de la puerta de un garaje. Las dos bajamos a la vez y yo la tendí el casco que ella me había prestado.
-Bienvenida a la casa de Leo-Dijo extendiendo los brazos mientras que yo miraba todo el jardín. Era realmente grande y estaba muy bien cuidado, hasta tenía un pequeño estanque en una esquina. Ronie fue dando saltos hacia la puerta y en vez de llamar empezó a gritar.
-¡LEOOOO! ¡LEOOOOOOOO! ¡TRAIGO COMPAÑÍA!
-¡¿PODRÍAS DEJAR DE GRITAR?!-Un chico asomó la cabeza por una de las ventanas. Su pelo marrón oscuro le tapaba el ojo derecho de la cara. Su sonrisa era cálida ¡YA SE A ENTERADO MEDIO BARRIO DE QUE TRAES COMPAÑÍA!-Leo centró su mirada en mi y abrió los ojos como platos-Ah, hola.
Cerró la ventana de repente y Ronie se giró hacia mí con un dedo levantado indicándome que espere. A los pocos segundo Leo abrió la puerta de la entrada con la respiración agitada, había bajado corriendo.
-Hola, pasar pasar-Dijo mientras abría la puerta de par en par-.
Ronie entró y fue directa al salón, que estaba al fondo, mientras miraba a todas partes.
-Está arriba en su cuarto Ronie, no le busques más.
Ronie reaccionó casi al instante y subió las escaleras como una bala dejándonos a Leo y a mí solos en la entrada. Leo cerró la puerta, su piel era blanca y estaba sonrojado.
-Bueno, ya que no nos han presentado… Yo soy Katherine, pero llámame Kat-Le dije mientras le tendía la mano-.
-Y-yo… Yo soy Leo-Me dio su mano y me sonrió. Tenía una sonrisa nerviosa, pero aún así, era preciosa-.
Me indicó con la cabeza que subiera hacia arriba, donde mi nueva compañera había desaparecido.
-Está en la habitación de mi hermano-Me dijo Leo en cuanto puse un pie en la planta de arriba-, es esa de ahí.
Me señaló la habitación con la cabeza y me dirigí hacia ella vacilante. Antes de que llegara a abrir la puerta esta se abrió sola, no podía creerme quien era.
-¡Leo haz el favor de sacar a la pesada de Ronie de aquí! Ya está revolviéndome…-Dejó de hablar en cuando bajó la mirada- ¡KAT! ¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!-Me cogió en brazos y empezó a dar vueltas en medio del pasillo.
-¡Len para que me mareo!
-¿Os conocéis?-Ronie miraba desde la puerta, parecía confundida.
-Ajá, es la nueva hermana-novia de Lucas.
-¿Hermana-novia?-Pregunté confundida-¿Desde cuándo?
-¿Todavía no ha pasado nada entre vosotros? Este Lucas…
Yo le fulminé con la mirada, no ha pasado nada ni pasará nunca. Iba a abrir la boca para protestar pero justo en ese momento recibí un whatsapp, mi segundo whatsapp creo. Y era de Lucas.
-¿Se puede saber dónde estás? Llevas más de dos horas fuera y me estás preocupando.
Yo me quedé mirando la pantalla, estaba paralizada, parecía preocupado.

-Al parecer he acabado en casa de Leander.

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